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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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03-09-2015

No fue un error de Tabaré, Tabaré ES el error

 

SURda

Opinión

Fernando Moyano

 

los años no han corrido en vano
  siempre fuiste un chico duro
  simplemente los ciclos se cumplen, Joe

                                   Fernando Cabrera


Es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es
                                   Chopin

Yo estaba equivocado, y en su momento me hice la autocrítica que correspondía. Al principio pensé que Tabaré Vázquez no sería nominado esta vez a la presidencia por el Frente Amplio y buscarían un remplazo. Subestimé la cobardía de la burocracia frentista que, en vez de salir a la cancha con “la sub 20” y mandar a los carcamanes al geriátrico, que era lo que había que hacer forzando la renovación de dirigentes, prefirieron no correr riesgos electorales porque la veían difícil y repitieron otra vez el camino trillado. Tal vez a alguien le interese el razonamiento que hice, me equivoqué porque tenía razón.

Ir a las elecciones con el mito del “dirigente natural” era propio de aquellas circunstancias de hace diez años, una izquierda primeriza para el gobierno, con vergüenza de ser izquierda, y que se “renovó” abandonando las viejas banderas para adaptarse a la oportunidad que la coyuntura le ofrecía dentro del sistema burgués. En vez de una significativa batalla de ideas optaron por la disputa superficial de “figuras”, en la que Tabaré podía representar un papel “renovador” para cubrir esa entrega programática y de ideas; sus competidores del momento eran más carcamanes que él.

Hoy hay mucha cosa diferente. Este gobierno, una socialdemocracia con las contradicciones propias de esas expresiones políticas, está en otro punto de su ciclo. La coyuntura histórica que hizo posible su acceso al gobierno se va agotando y este declive es no solo nacional sino continental, lo que inevitablemente rebota sobre el país (aunque Astori y García pasasen por alto ese detalle). Y así, otros factores que repasaremos luego. Pero vamos al tema de Tabaré.

"...ya no es el que era, aquel líder indiscutido del Frente Amplio que tenía patente de corso para hacer y deshacer... hoy su estilo vertical y personalista alimenta radicalismos... este gobierno tiene el menor "índice de congruencia" entre el gabinete y la bancada oficialista, no tiene ningún jerarca con diálogo con la fuerza política... la tensión con los sindicatos de la educación es una muestra del problema de poder, dejó una imagen de soledad política y de torpeza en el ejercicio de la autoridad... el error garrafal fue buscar un choque frontal que no estaba en condiciones de resistir sacar el arma sin estar dispuesto a disparar, o peor aun, sin saber si tiene balas".

Los que hablan así son los “analistas políticos”, los mismos que hace un año daban como un hecho natural eso que hoy dicen que ya no existe. Pero ninguno explica ese viraje, ni siquiera lo intentan. Más aun, si acaso un dirigente -supuestamente inteligente y capacitado- comete un error garrafal

¿ por qué pudo pasar esto?

¡Suerte que ellos son los analistas! Consideremos primero la otra explicación que se intenta dar, la esencialidad no habría sido un error sino una “jugada astuta” para sacar a la negociación de foco y hacer que los sindicatos perdiesen el tiempo. Tuvo ese efecto, pero sería la astucia de quien quisiese crear una distracción prendiendo fuego a su propia casa, y sin necesidad porque con seguir haciendo tiempo como estaban, alcanzaba.

Dijimos en su momento que esa “patente de corso” no surgía de condiciones personales del “líder” sino de las condiciones sociales del contexto. La burocracia frentista llegaba al gobierno aprovechando el desgaste de las expresiones políticas tradicionales de la burguesía (secuela de la ola neoliberal de los 80 y 90), era bisoña e insegura como gobernante, y su elenco lo forman elementos pequeñoburgueses carreristas en un país de pobre desarrollo, con pocas oportunidades, en que el Estado llena ese vacío. Para tener esos lugares del Estado había que llegar al gobierno, y esa izquierda con valores depreciados debía ganar la batalla. No es de extrañar que llegase a “renunciar a todo menos el triunfo electoral”.

Además de “líder carismático” para la batalla, Tabaré ofició luego de “jefe distribuidor” de la tribu. En eso y no en magia alguna está el secreto de la patente de corso. Capturado el botín, Tabaré repartía y disciplinaba por medio del reparto. En ese tiempo, además, la expansión económica ampliaba lo que se podía repartir y de esta forma amortiguaba las disputas internas por el reparto. Desde entonces dos cosas fundamentales han cambiado.

La contracción económica agudiza los conflictos por el reparto del producto, abriendo fisuras en pacto social (pacto parcial, y en parte dado solamente en términos objetivos, pero real) sobre el que ha venido navegado hasta ahora este gobierno. Esas condiciones son las que invitan a las partes a seguir una “ estrategia de maximin ” o “punto Nash”. Esto es: la idea de que con un acuerdo y contención de aspiraciones habrá más que con un conflicto abierto. Reparto desigual, pero reparto al fin. Pero al cambiar las condiciones cambian las estrategias, en tiempos de escasez la lucha por el reparto recrudece, y las inequidades también . Y quien juega primero son los patrones (incluyendo al gobierno) que son quienes tienen más capacidad de iniciativa. El presupuesto “anticíclico” es, en su orden de cosas, lo que el cierre de empresas o mandar gente al seguro de paro en el sector privado. Y los “planes de inversión” que rellenan el retiro público con inversión privada supuesta , son como los balances maquillados de las empresas para engrupir en la bolsa.

Pero al fin el otro jugador, la clase trabajadora, hace su movida. Mueve primero su pieza mejor ubicada, la lucha presupuestal.

Las nuevas condiciones sociales mueven la base policlasista en que se apoya la burocracia frentista, y socavan el "conshensho" interno. Pero eso, y también la situación sindical, lo dejamos para otra nota. Seguimos ahora con el tema del “líder” que tanto desgasta el cerebro de nuestros politólogos, que siempre intentan explicar el paisaje por el bicho que lo habita en vez de explicar el bicho por su herencia y su hábitat,

El asentamiento de la burocracia frentista en el aparato del Estado aumentó el grado de autonomía de cada fracción, y socavó el monopolio de la dirección desde presidencia. Esto obligaba a un cambio de estilo de conducción, ese fue el tiempo de Mujica, más un coordinador que un monarca. Pero la llegada del tiempo de escasez complicó las cosas, aumentó las impaciencias, redujo los márgenes de negociación, y alentó -como suele ocurrir- la ilusión reaccionaria de que volviendo al “poder fuerte” se resuelve algo. Tabaré también se lo creyó antes que nadie, y mostró como ante los problemas huye hacia adelante. Primero, el gabinete en 24 horas y por decreto; ahora esto, lo que ya indica un patrón de conducta. No se cambia tal fácil a los 75.

Y al ver los resultados cunde la alarma. “Triunfo de las corporaciones” dicen los corporativos de la empresa privada y los privilegios. “No es bueno dejar solo al presidente” (Fernando Amado). “Grave devaluación del poder presidencial... una pésima noticia... “. (Editorial de El País)

Que el gobierno del FA tome un rumbo diferente que el que ha tomado, incluyendo el presupuesto “anticíclico” y la esencialidad (más allá del paso en falso en el detalle), no resulta viable. Ese rumbo tiene su causa en la condición misma de este gobierno, al que ya caracterizamos de socialdemocracia en fase de declive . Es un tema que profundizaremos en una próxima nota, pero ya adelantamos hace algún tiempo sobre eso en una nota llamada “ ¿Nuestra “era Noske” ?, cuando los procesamientos por “asonada”, que también se desinflaron. Entre otras cosas, decíamos:

EN ESTE ESTADO DE COSAS, EL AFINAMIENTO Y PUESTA EN PRÁCTICA METÓDICA Y PROGRESIVA DE NUEVOS Y MÁS AGRESIVOS MÉTODOS REPRESIVOS NO ES OTRA COSA QUE UNA OPCIÓN EMINENTEMENTE RACIONAL. No es improvisado, no depende de los protagonistas individuales ni de los avatares de la pequeña política, no es un problema del instante ni se limita a nuestro país. En estas condiciones, el gobierno frentista piensa en primer lugar en cómo sobrevivir. Tiene que satisfacer las demandas de las clases dominantes, pero para eso tiene que controlar la situación, o no podrá satisfacer ninguna demanda”.

Esas son las líneas generales, que no van a cambiar. Los errores tácticos son otra cosa. Pero los errores tácticos ocurren por algo. Todas las cosas que pasan necesitan dos explicaciones, por qué pasaron, y por qué no fueron evitadas.

Nadie “dejó solo” al presidente, él se cortó por su lado con un “¡Síganme los buenos!” a lo Chapulín. Los “problemas de liderazgo” de Tabaré son el reflejo invertido del vacío de renovación pendiente en el FA, que va mucho más allá de un tema de liderazgo. No van a cambiar de rumbo, pero el conservadurismo burocrático los hace seguir ese rumbo dando los peores pasos posibles. ¿Por qué? Por eso mismo, porque son una burocracia, y la burocracia es esencialmente conservadora, inercial, ritualista.

Justo estábamos terminando de oír el mucho ruido sobre la “crisis Mónica” y el “golpe de Estado” en el FA, el “peligro de división”. Podría tranquilizar sobre eso a los frenteamplistas nerviosos recordando algo que dice Marvin Harris sobre la génesis del Estado, nos puede explicar por qué el FA no se va a dividir, por ahora. También nos puede explicar el curioso hecho de que con el decreto de esencialidad, mucho peor que lo de Mónica, no se le ocurriese a NADIE en el FA hablar de “golpe de Estado”:

...los jefes de distrito usaban los alimentos [en] su red de redistribución para alimentar y mantener séquitos de sacerdotes y guerreros... llegaban al común en cantidades escasísimas, salvo en tiempo de sequía y hambruna en que las aldeas más industriosas y leales podían esperar verse favorecidas con los víveres de reserva que distribuían... un jefe hawaiano que vivió en el siglo pasado (XIX) [dijo que] los almacenes ... estaban pensados para tener contenta a la gente y asegurar su lealtad: Así como la rata no abandonará la despensa, la gente no abandonará al rey mientras crea en la existencia de la comida en su almacén ”.

Subestimé esa condición cobarde una vez, y me equivoqué. Trataré de no repetir el error, no voy a ponerme a adivinar ahora como van a arreglar sus cuentas pendientes. Pero sé dos cosas.

  1. Aunque no cambien de rumbo, liberarse del lastre gerontocrático y ultra-conservador es algo que tendrán que hacer, les guste o no.

  2. Cuanto más demoren, peor les irá.

  moyano.fer@gmail.com

 

 


 
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