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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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24-02-2016

 


Las vueltas de la vida.

 

 

 

 

SURda

Notas

c.e.r

 

 

Inesperadamente, nos llega la respuesta de Héctor Amodio Perez (de aquí en adelante HAP).

Enhorabuena!!!

La respuesta contiene, además, referencias a ciertos nombres (no todos) que conocimos y a algunos, bastante bien. No vamos referirnos a ellos (los nombres) por una sencilla razón, hay cosas, nombres y reputaciones, que por motivos obvios de delicadeza, preferimos conversar en particular y privado. No son cuestiones que se debaten por e-mail, por las mismas razones que señala HAP en su respuesta.

A HAP, no tuvimos ocasión de conocerlo antes. Ni en el viejo partido socialista, ni después en el ahora, también viejo MLN-Tupamaros original.

Digamos –para referirnos a ciertos éxitos políticos sorprendentes- que en el núcleo socialista original del viejo MLN-Tupamaros existían varios militantes que en las estructuras políticas “oficiales” de “los latas” estaban desaprovechados ( Raúl Sendic, Amodio Perez, Manera Lluveras, el mismo Marenales, y podríamos continuar con algunos otros nombres más, los hermanos Dubra Díaz, los hermanos Martinez Platero, la propia Alicia Rey Morales).

El lector atento y con perspicacia, observará que cuatro , de las cinco figuras principales del quinteto de dirección eran de origen socialista. Lo cual dice mucho de la “polenta” militante y de la capacidad humana desaprovechada en aquella parte de la izquierda. Eran todos ellos “militantes de base” (excepto Raúl Sendic, que ostentaba el cargo de Secretario de Organización en la estructura socialista hasta que, justamente, con otro militante ignorado Leguizamón , , dejaron las rencillas internas (y las intrigas) de la sede “lata” y montevideana, para irse a agitar “al campo” entre las peonadas super explotadas de los asalariados rurales). Todos ellos, además, observadores atentos, más o menos perspicaces, a lo que era “la política nacional” en aquellos tiempos de izquierda raquítica, en que toda la izquierda sumada, estadísticamente, ni siquiera llegaba al 10% del electorado.

Lo que el viejo partido socialista (Frugoni en declive, Trías en ascenso) no supo aprovechar, en alianza con otros (cristianos, nacionalistas revolucionarios, comunistas recientes –el caso de Jorge Torres- y, otros, que provenían de la que después se llamaría “militancia social y sindical de los barrios” inclusive, algún que otro “anarquista”, divididos, entre las innumerables variantes que refleja esa vieja corriente socialista) empezaron, desde los lugares que compartían, la militancia , a prever que soplaban “otros vientos” en América Latina y que en el Uruguay, “algo” se acababa definitivamente, y había que comenzar a prepararse para esos “nuevos tiempos”. Aquella alianza circunstancial que se reflejó en ciertas conversaciones y reuniones –más o menos “informales”- daría después origen al denominado “coordinador” y en su desarrollo, después y, por peripecias de la práctica y de la teoría , a una nueva organización política, el viejo MLN-Tupamaros.

La disgresión viene a cuento, “de los éxitos políticos” de algunos y otros “nombres” particulares que han surgido.

¿Quíen iba a pensar que militantes “de base”, oscuros, como siempre es esa militancia del hacer, en poquísimo tiempo se convertirían en figuras principales y prominentes de una incipiente guerrilla urbana?

En un país caracterizado por su proverbial “paz social”, conformismo y, donde la máxima popular de aquellos tiempos era: “no te metás” , que se TE complica la vida. O, la más longeva y, que hasta el día de hoy sobrevive: “la política y los políticos , son todos, PARÁSITOS Y JODEDORES”!!!

De cualquier manera,- y esperemos que HAP esté de acuerdo con nosotros- hoy, peinando canas (y con achaques) todos nosotros podemos decir, mirando para atrás: “que nos quiten lo bailao” , con todo lo que nos tocó sufrir y padecer.

Es, desde esta perspectiva –una generación que se atrevió a meterle el diente al Uruguay de la indiferencia- que nos atrevemos –salvemos las diferencias- a un juicio más indulgente con algún participante en el debate, que no está mal intencionado, y “que no desafina ” tanto, como parece, a veces. Lo acaba de demostrar en su última intervención (la quinta), en la misma página y a renglón seguido, de esa respuesta que HAP, me dirige.

Remontar los prejuicios, que en alianza con las vicisitudes de la lucha de clases, dá origen a combinaciones insólitas (para los que tienen “el sarten por el mango….y el mango también” dijera María Helena Walsh, la argentina) tiene sus bemoles.

Y en el Uruguay actual, cuando “las potencias políticas que fueron…se derrumban”, hay todo un camino a realizar, con la piqueta en la mano, para liquidar “los prejuicios” con argumentos, y también “todos los acuerdos de conveniencia” que han forjado a lo largo de varios años, la miserable burguesía uruguaya y ciertos antiguos “compañeros” que de “arrepentidos” han pasado a ser cómplices y sostenedores del orden vigente y, aprovechando la sangre militante ajena , algunos de ellos –EFH, el “viejito lambeta” del “Pepe”, el mismo auto-satisfecho “marmolito” Marenales- han sembrado la prostitución ideológica y la perversión política.

Para el resto de la militancia –que hace solo 10 años decía “amen” y sin chistar a todas sus propuestas, está la indulgencia, que le llega también –y quizás a HAP le parezca excesiva- al propio Jorge Zabalza. No creo que copie –aunque los repita- parte o todos los argumentos de los entonces calificados de “derrotistas”. Y Ud. sabe -por mi crítica reciente a su libro- que no le he escatimado “agachadas”, que las tuvo y las tiene. Tampoco se nos escapa su intento de “hacerse un nicho en la historia reciente” que, evidentemente, lo hay. Todo eso esta en “el cagarandum” de Jorge Zabalza, pero también hay “algo más”. Me refiero a la parte positiva. Sus críticas desde 1994, creo, fueron sinceras, aunque las hizo en medio de “idas y venidas”, bandazos, contradictoriamente, como todo lo que él hace.

Como quiera que sea la cosa, en medio de tanta contradicción, él mismo se ha definido como un “chichipío”. Un compañero –como tantos cientos de otros de los que fueron “Abuso”- que se tragó la pastilla, y después, por experiencia propia, casi dejaron el cuero en la alambrada. Imagínese –aunque más no sea por un momento- la violencia que significa en una reunión orgánica- que el jefe principal, para hacerlo callar, le endilgue, a uno: “éste acá, es igualito que Amodio Perez” , con todo lo que eso significa en la concreta y… en perspectiva. Zabalza saltó indignado (como se testimonia en el libro de Leicht “Cero a la izquierda” ) y no era sin razón.

Decimos estas cosas, porque en las posiciones que hoy sostenemos con respecto a HAP, no llegamos solos, ni por casualidad. Hasta hace 10 años atrás compartíamos, con el resto de la militancia, lo que hoy consideramos prejuicios que deben investigarse.

En el cambio tuvieron mucha importancia dos antiguos militantes: Marcelo Stefanell y Aníbal de Lucía , el “Caqui”.

Al primero lo habíamos conocido ocasionalmente, en Punta de Rieles, cuando él llegó allí con el resto “de la pesada” que venía del Florida. Nos impresionó particularmente, junto a otros también –y por diferentes motivos- Stefanell con su sonrisa pícara, optimista, era –en aquellos momentos- un militante serio, responsable, modesto. En el grupo venían también otros que nos dejaron gratos recuerdos: el “flaco” Listre, el “bolita” Blixén, el malogrado Angel Yoldi, el “Pochilo” Martell y, particularmente un militante con el cual nos hicimos asiduos jugadores de ajedrez y amigos: el “gallego” Más Más. De lo que valía la amistad de este formidable militante y mallorquín tuvimos despues, en Suecia, evidencia satisfactoria. Llegó también –en esos días- y para desgracia particular nuestra fue a parar en nuestra celda del Pabellón B, un “jefe” particularmente nefasto: el “ruso” Rosencof, de tristísima memoria que, -por suerte!!!- es juicio compartido por casi todos los que han tenido la desgracia de conocer al personaje.

Cuando después, -en los últimos 10 o 12 años- leímos cierto testimonio que ha estampado Stefanell, acerca de cómo eludió una caída eventual (después igual cayó, pero por otros motivos), en cierto departamento donde debía ir, gracias a que HAP, había roto la cortina (y de esta manera accionó la alarma), empezamos a dudar muy mucho, de que las cosas fueran tal cual hasta ese momento no las habían contado y, nosotros aceptado.

La segunda oportunidad de reflexión nos las brindó Anibal de Lucía en conversación en la cocina de mi casa, hace escasamente cuatro o cinco años. Comentando el “caso Amodio”, Anibal de Lucía, que acostumbra a ser un hombre mesurado y que ya nos había asombrado en cierto libro de Aldrighi cuando –en ese, su estilo parco, que le es habitual- señaló: “a Amodio Perez no lo fuimos a buscar a la feria de Tristán Narvaja” , con lo cual –en el estilo elíptico, que es habitual en viejos militantes- se desligaba de la corriente- en boga y condenatoria- establecida.

En la oportunidad, volvimos sobre el tema y, después de sopesar muy mucho sus palabras, Anibal de Lucía, me señaló: “El “negro” Amodio estuvo “en todas”, y una cosa te puedo decir: si todos íbamos en cana y por largos años, Amodio, no salía más. Tal es, el prontuario que tenía”.

Hoy, podemos revelar estas cuestiones que por ser -las personas que los emitieron- militantes que respetamos y mucho, a nosotros, nos parecieron bastante significativas.

Es común en los diálogos entre militantes, que hay muchos que se reservan al máximo sus opiniones: es la señal clara –para los que saben entender- que hay más de una cuestión ante la cual toman reservas y no comparten juicios o prejuicios generales. Al que sabe escuchar , esos juicios le hacen después, trabajar su propia cabeza.

Con Stefanell, después del 72, no nos vimos nunca. Lo volví a ver –recientemente- en cierto programa de televisión, donde comentaba la re-aparición de Amodio y emitía sus juicios. Siglos luz, de aquel Stefanell del año 72 y esto, a pesar de que ha escrito un libro de memorias, que por su calidez, es una de las piezas más notables de recuerdos, entre los viejos presos.

Con Anibal de Lucía, el contacto ha sido más frecuente y asiduo, pero, después de que con sus testimonios, estimuló mis propios pensamientos sobre el tema, ay…, es de los silencios telefónicos que más lamento. De cualquier manera, “a lo hecho, pecho” y no hablaremos más del asunto.

Con esto queremos señalarle a HAP, que estos asuntos “de exilios y des-exilios” hay que caminar “despacito por las piedras” y no confundirnos con algunas señales –o silencios- porque las apariecias pueden engañar. Nada es “tan liso” como parece, ni está tan claro.

Pero lo fundamental, lo verdaderamente importante de todo esto que hablamos: es el silencio de muerte, de los que más han sembrado la “historia oficial y sus prejuicios”. Esos están callados “como gurí que se cagó en los pañales” y no es por casualidad. Tienen, definitivamente, la “cola de paja” y lo peor –para ellos- es que el público general comienza a darse cuenta. Lo demás –“lo que pasó”- a ellos los tiene sin cuidado, están con “la vaca echada” y mamando abundante “de la burra del Estado”. La procesión en cambio, “va por dentro”. Por más seguros que parezcan estar, todos estos farsantes…en apariencia.

Establecidas estas coordenadas iniciales –que nos parecen básicas- aceptamos sin embagues la oferta que nos hace HAP, en su respuesta a nuestro último artículo.

Hemos tomado medidas pertinentes, tendientes a este fin, con algunos amigos, con los cuales compartimos ideas, particularmente, con el editor de “La Posta”. Llegará por las vías establecidas y, tenemos en cuenta, las circunstancias que rodean, actualmente, la situación legal de HAP.

Cabría preguntarse –una interrogación lógica- porqué hacemos estas cosas? La respuesta es sencilla y sin vueltas. Hace muchos años, un grupo de militantes que sobrevivió las persecuciones y las prisiones, llegamos a un acuerdo: no bancarle más a la patota de la supuesta dirección, las arbitrariedades, persecuciones, hostigamientos y atropellos a los militantes. Cuando llegamos a Uruguay –hace sus buenos 15 años- esos militantes se encontraron con que al “Tambero” Zabalza, lo tenían con la “cabeza abajo del agua”. Y sin más, para sacarle “la presión que sobre él se ejercía”, le financiamos una ida “a las Uropas” para que expusiera ante un público amplio, todas sus ideas.

A “la oficial”, ya le habíamos anunciado por las vías correspondientes, “que no iba más” lo que estaban acostumbrados. Que “la cosa” iba “en serio” y, además, “en todos los planos que quisieran jugar”. Que la cosa se la tomaron en serio –saben muy bien cuando el zapato aprieta!!!- lo demostró el hecho de que en el mismo avión que viajaba el Tambero, deslizaron a otro mensajero –de ellos- y femenino, la entonces diputada Nora Castro. El resultado fue también previsible: en la gira, solamente por Suecia, Nora Castro no tuvo público, en cambio “nuestro pollo” el Tambero, tuvo sala llena en todas las ciudades. Tan bien le fue, que hasta descubrió “el amor”. Cosas de la vida!!! A la “gorda” Nora Castro, en cambio de la misma manera que “la usaron”, la dejaron caer después, por la escotilla más próxima y, nadie se acuerda hoy, de ella.

Nosotros, también, a través de esa peripecia, descubrimos que eran muchos más, los compañeros críticos, inclusive, alguno, insospechadamente bien situado en la misma “interna” del MLN-Marenales. Con lo cual siempre tuvimos información de “buena fuente” de cómo “se jugaba” en la interna. Y, además, con el correr del tiempo “descubrimos” otros militantes también críticos, con los que hemos hechos buenas migas y más de una tarea común. Esos eran la parte “de la historia latinoamericana” de la epopeya tupamara, que señalamos en nuestra intervención anterior.

Son, como lo dijimos al principio, “las vueltas que dá la vida”.

 

 

 

 
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