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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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06-02-2015

Uruguay

La Corporación militar, los ”nuevos mandos” y el Gobierno.

 

 

SURda

 

Opinión

c.e.r

En el conjunto de la corporación militar de los oficiales uruguayos (la tropa no cuenta, como es obvio), el apellido Manini Ríos, la pertenencia a la Logia ” tenientes de Artigas” y su promoción por el gobierno presidido por Jose “Pepe” Mujica y su ministro EFH, que heredará el próximo presidente Tabaré Vázquez, son un premonitorio aciago.

La corporación (como lo hemos señalado en otros artículos) agrupa a las fuerzas armadas de las tres ramas tradicionales (ejército, aviación, marina) pero tiene un peso preponderante en su seno: el ejército. A la misma, se suman , pero no están representados en su seno, las fuerzas del Ministerio del Interior. Toda la corporación es parte del aparato represivo del estado, al servicio de la burguesía dependiente nacional.

El apellido Manini Ríos, pertenece a los círculos de una familia conservadora con intervención notoria en la política nacional (parlamentarios, dueños de “la Mañana” y “el Diario”) enfrentados desde “el coloradismo” a la fracciones “batllistas” de ese mismo partido. Es de suponer entonces, una formación rígidamente conservadora, con tradiciones familiares perfectamente establecidas y fortalecidos en el caso del actual titular, con su formación militar general y su elección particular dentro de la misma (la inteligencia antisubversiva).

Del papel “de la Logia” no hay quien desconozca su rol ultranacionalista y anticomunista, desde sus mismos orígenes. Sus fundadores (el general Aguerrondo) y la breve historia que de la misma hizo en su momento el general Balestrino y que reproduce en estos momentos la prensa alternativa (ver “El Muerto”, edic. del 3 de febrero 2015) es escueta, reveladora y muy educativa. No agrega nada a lo conocido y confirma todo.

La opción gubernamental – son ellos los que confirman y promueven a los nuevos mandos - se inscribe dentro de la línea que consolidó el Sr. Mujica durante su mandato: impulsar el olvido de los crímenes cometidos por las fuerzas armadas, retacear y dificultar la difusión de toda prueba documental a través de esa misma presidencia, del ministro de Defensa y de otros organismos del Estado, ligados y subsidiarios de la misma conducción política. Sobre los aspectos más recientes de línea política nos referimos a la denuncia publicada en la publicación alternativa, la “Posta portenia” (ver la edic. 1336 de la “PP”)

Es obvio que se busca imponer desde las alturas fraude amplistas y gubernamentales, una línea política que es profundamente resistida a nivel popular, fundamentalmente por las organizaciones sociales, que escapan al contralor y regimentación que imponen “otros aliados” dentro de los organismos sindicales, copados desde hace tiempo por el viejo reformismo político, pero con aliados-rivales, dentro del mismo movimiento sindical, como lo es el grupo “Concertación”.

Todos ellos –en sus diferentes niveles de alianza-consentimiento-compromiso- buscan imponer la noción reformista de que las fuerzas armadas, son “neutrales”, sujetas “al poder político civil” y todo esto se refuerza con los argumentos aledaños a toda la panoplia reformista tradicional.

Es por eso más importante que nunca, señalar que todas estas políticas y formulaciones, caminan por un sendero que es absolutamente inaceptable para el conjunto del pueblo trabajador y sus sectores más conscientes.

La corporación militar, por su esencia, es absolutamente enemiga, de los trabajadores explotados, de los desheredados del campo y la ciudad. Deben ser, por lo tanto, estrechamente vigilados, desconfiando constantemente de ellos y estando atentos a todos los cambios y promociones que se realicen al seno de esas mismas fuerzas armadas. Cambian los nombres (las caretas) pero se mantiene la esencia de los intereses de la corporación, que en última instancia son burgueses. Este es el aspecto central que separa aguas con las corrientes políticas agrupadas en el fraude amplismo.

Desde este punto de vista, es también, absolutamente imprescindible, romper tajantemente, con toda visión “analista” de “las corrientes” que apunte a desdibujar lo que es esencial. Papel éste, diversionista, que cumple cierto periodismo “serio” y “progresista” que se ha comido la pastilla y sustituye lo esencial, por lo accesorio. Lo fundamental por “el relato”, la “crónica”, las “comidillas” y los “entretelones”, dejando de lado, desdibujando así, las cuestiones básicas, esenciales.

El pueblo trabajador uruguayo, no tiene aliados militares, no tiene ni “Chavez”, ni “oficiales chavistas”, nuestra realidad no tiene nada que ver con la venezolana. Y repetirse, desde el “progresismo” gobernante, con símiles del pasado, como los “militares peruanistas” es una vez más, alentar al desarme ideológico. Predisponerse para reiniciar el viejo camino trillado de “los comunicados 4 y 7”.

Sobre todas estas cuestiones, conviene reavivar la memoria, desoir los cantos de sirenas, de algunos desmemoriados de siempre, que para nada son ingenuos, pero si alentadores y promotores, de grandes derrotas eventuales y futuras.

Recientemente –y para ilustrar claramente esta temática- Samuel Blixen en cierto reportaje radial de diálogo con un colega y en un artículo central en el semanario Brecha (ver “Brecha”edic. del 30 de Enero del 2015, pág. 8) señaló estos temas: el denominado “pacto del silencio” tiene usina central en el gobierno “progresista”, se articula –en las grandes líneas- por personeros gubernamentales y ministeriales, pero se ejecuta , a través de múltiples “usinas” de opinión y mediaticas. Todos, multiplican esfuerzos, acumulan para el mismo fin.

Y en ese arco de voluntades, se les pasa por arriba a ciertos oficiales que desde “la contrainteligencia” indagan donde están los “archivos centrales” de la represión pasada. El gobierno y sus múltiples organismos les señala de esa manera –contadictoria, pero aleccionadora- donde están centrados sus esfuerzos principales. Blixen, evidentemente, cuenta con la información privilegiada, que se filtra desde los mismos protagonistas, que hacen así, a su propia costa, el aprendizaje político elemental, de aprender a moverse en las grandes corrientes de la “alta” política gubernamental, en medio del mar contradictorio de sus propuestas, discursos e intervenciones, que siempre han buscado lo mismo: confundir, para mejor llevar adelante sus propósitos.

Los demás, nosotros, los observadores críticos que leemos las entrelíneas, deberemos articular como utilizar efectivamente, todos estos materiales, que se desprenden de la vida misma, de la realidad política nacional.

Señalar en ese sentido, lo básico y fundamental de la desconfianza ante la corporación de los militares y su rol especial (y armado) de mantenimiento del orden burgués tradicional es, solamente, un primer paso. Un segundo paso necesario, es aprender a articular esas señales, información y contradicciones, en un haz de acción política práctica.

Ese segundo paso, debe realizarse desde afuera de las instancias político-partidarias y de las instituciones “copadas” por los diferentes reformismos. Discutir allí y ahora es condenarse al fracaso desde el inicio. El debate debe darse fuera, movilizando y acumulando fuerzas que al principio siempre serán pequeñas . La última manifestación frente al ministerio de defensa nacional, muestra esas contradicciones: una Convención Obrera que dice adherir, pero no realiza esfuerzo alguno para movilizar efectivamente ni a un millar de sus afiliados . Es la táctica de adherir, para “no perder rueda” y dejar de influir en el futuro, pero retaceando siempre sus esfuerzos en la movilización efectiva.

Solo después que el peso de las movilizaciones populares de protesta y de denuncia, estén asentadas en el colectivo popular, es posible debatir en esos círculos del reformismo, sabiendo que siempre serán aliados inestables, a veces forzados por las circunstancias y otras, por su oportunismo, que desde siempre, es proverbial.

En todo estos años de gobiernos “progresistas” hemos visto desfilar por el mando supremo de las fuerzas armadas, diferentes titulares: desde el aciago Bertolotti, al general Manini Rios. Todos ellos han sido manipulados por los intereses de la corporación militar, en colusión con el poder político. Algunos de ellos (el incidente de Bertolotti con Gelman) han sido ridículos y desgraciados, otros (el episodio de la aparición de los restos del maestro Julio Castro con el balazo en el cráneo) reveladores, otros aún (el enfrentamiento de Aguerre con el círculo militar dirigido por el torturador Cedrez) ilustrativo de las luchas internas entre sectores de la misma corporación.

Pero todo ese vasto panorama, no ha modificado el cuadro principal: ni los oficiales “en actividad”, logran imponerse sobre los dinosaurios “retirados” y la corporación logra los avales necesarios para proteger en cárceles especiales, “VIP” a los personajes elegidos para hacer el escarmiento aleccionador que condene, pero sin modificar nada.

Es reflexionando sobre esta totalidad, que debemos hacer nuestros juicios.

NI OLVIDO, NI PERDON: JUSTICIA.

ARRIBA, los QUE LUCHAN!!!

http://www.surda.se/ArticulosEnPortada/Uruguay%20M%C3%A1s%20secretos%20de%20la%20represi%C3%B3n.htm

http://www.surda.se/ArticulosEnPortada/Uruguay%20Las%20cloacas%20de%20la%20impunidad.htm

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