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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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14-04-2014

 

 

 

 

 

Boris kagarlitsky

Crimea Anexa a Rusia

 

SURda

Rusia

Boris kagarlitsky

 

Moscú , 24 de marzo 2014
LINKS, International Journal of Socialist Renewal
(Inédito en español, traducción de Fernando Moyano)

No, eso no es una equivocación. El 18 de marzo, Crimea ANEXÓ a Rusia. No hubo esquemas insidiosas o ambiciones imperiales involucrados. Hubo, sin embargo, una situación de hecho que se desarrolló junto a la inclinación constante de los dirigentes de Crimea que vieron aquí una oportunidad única en la crisis ruso-ucraniana.

Con el estado ucraniano al borde del colapso después de la huida del presidente Yanukovich de Kiev, es entendible que las autoridades del Kremlin se preocupasen de proteger sus intereses y reforzar su posición, pero lo que más pesó es que la condición de Crimea estaba girando a terminar siendo  un enclave "segunda Moldavia" (la "provincia tras-dniésteriana"), o como la República Turca del Norte de Chipre,  es decir  un protectorado de facto de Rusia con una independencia formal. La presencia en Crimea de "gente amable" con uniformes verdes no constituía obstáculo insalvable, no más que la presencia de soldados de la OTAN en el territorio de la antigua Yugoslavia o las tropas turcas en Chipre.

En Sebastopol y Simferopol, sin embargo, las autoridades decidieron de manera diferente. Aprovechando la confusión y el caos en Moscú y Kiev, los líderes de Crimea elaboraron su propia agenda. En el curso de unos pocos días dieron varios pasos irreversibles. El período previo al referéndum se redujo al mínimo, a fin de evitar que tanto las autoridades de Ucrania como las de  Rusia de consiguiesen sus objetivos. A l Kremlin se le presentó "una oferta que no pudo rechazar". Después de haber echado a andar la rueda de la propaganda, y en medio de una euforia patriótica dentro de Rusia, nuestros gobernantes simplemente no pudieron decir " no" cuando Crimea reclamó oficialmente la unificación con Rusia. Y así sucedió.

La principal diferencia entre el control informal sobre el territorio y la unificación oficial residía en el hecho que Moscú tuviese que asumir la responsabilidad de todo lo que ocurriese en la península, especialmente, en el aspecto material. Las autoridades rusas ahora están obligadas a hacerse cargo de las pensiones, las carreteras y los salarios de los empleados estatales,  asignando directamente el dinero a Crimea con cargo al presupuesto federal.

Como era de esperar, Internet se pobló de inmediato de apelaciones en broma desde las otras  provincias de rusoparlantes de Ucrania, cuyos residentes también querían anesarse a Rusia en los mismos términos que Crimea. Los déficit presupuestarios de estas provincias están en constante aumento, y la Tesorería de Ucrana se lleva de allí mucho más dinero del que reparte. La prensa liberal es a su vez predice una ruina general, como resultado de los costos de sacar adelante estos territorios.

Valiosa adquisición

La verdad es que Crimea es una adquisición muy valiosa tanto estratégica como económicamente . Para cualquier país la expansión territorial abre nuevas oportunidades, por  la expansión del mercado interno y de recaudación de impuestos, capacidades y recursos naturales. No es casualidad que tantas guerra se hayan hecho por esa península, ni que los antiguos griegos, bizantinos, genoveses y turcos  pusiesen allí puestos avanzados. Siempre que sea administrada de manera competente, hay potencial en Crimea para el desarrollo del turismo, la agricultura, la viticultura y muchos otros sectores . Pero allí está el quid del problema, "administrar de manera com petente". No hay garantías de que la administración rusa en Crimea,apenas una cobertura para gobierno para sí mismos de los corruptos burócratas locales, sea más efectiva que el gobierno ucraniano. Mientras tanto, un requisito clave para que pueda realizarse ese potencial de Crimea dentro de la Federación de Rusia es precisamente que se mantenga con Ucrania relaciones de buenos vecinos y de solidaridad.

El Estado ucraniano se beneficiaría de esto también, ya que la electricidad, agua y otros recursos que tendría que suministrar a Crimea sería ahora a precios internacionales; Ucrania tendría un punto en la negociación con Rusia para compensar su dependencia de las materias primas y el gas rusos. Pero para que estos o bjetivos puedan alcanzarse es necesario que haya en Kiev un gobierno estable y razonable y la espera para que se llegue a esto probablemente sea muy larga.

Cuando Nikita Sergeyevich Khrushchev  anexó Crimea a Ucrania, no fue en absoluto por "capricho personal", sino respondiendo por completo a finalidades prácticas y consideraciones económicas. Desde el punto de vista de la logística de transporte, los suministros de energía y la venta de sus propios productos, Crimea estaba más fuertemente conectada a Ucrania. Estas fueron las consideraciones económicas, que estaban en contradicción con las realidades histórico-culturales y étnicas, pero estas no hacían que aquellas fuesen menos apremiantes. Además, no fue por accidente que con todos sus problemas y contradicciones Crimea se mantuviese dentro de Ucrania independiente durante más de dos décadas. La península se apartó de Ucrania no tanto porque Crimea encontrase que la vida en el marco del Estado ucraniano fuese especialmente mala, sino a causa del colapso progresivo del Estado ucraniano en sí mismo.

De manera perfectamente racional, la población de la península razonó que el gobierno ruso, con todas sus deficiencias - que los habitantes  de Crimea conocen plenamente- resultaría ser, sin embargo, mejor que el caos y el colapso a los que se veían arrastrados en Ucrania.

Esto fue especialmente cierto, ya que Moscú estaba ahora obligada a convertir la península en una especie de vidriera de la economía nacional. Fue porque entendieron así las cosas que los líderes de Crimea rechazaron la variante "Provincia Trans -Dniésteriana" que Moscú les ofrecía y poniendo al Kremlin ante un hecho consumado, obligaron al gobierno de la Federación de Rusia a adoptar la solución que los jefes de Crimea querían. Aksenov y Chaly deben recibir sus todo el crédito por la astuta jugada; a notaron una brillante victoria tanto sobre Kiev como sobre Moscú. Ahora comenzarán a fluir los recursos a Crimea.

Los métodos económicos

Rusia tiene suficiente dinero no sólo para Crimea, sino también para muchas otras provincias ucranianas que andan escasas de fondos. El problema no es el dinero, sin que radica en el modelo de gestión y métodos económicos de gobierno que nuestro país ha adoptado. La anexión de Crimea nos deberías recordar una vez más que todo esto tiene que cambiar. Mientras tanto, la sensación de triunfo que se ha apoderado no sólo de la gente común en nuestra sociedad, también en una importante medida de "los de arriba", está haciendo extremadamente difícil c ualquier cambio . Las autoridades consideran la situación actual como resultado de su propia sabiduría y una prueba de su eficacia. ¿Por qué cambiar cuando todo en nuestro país va saliendo tan bien?

Pero Rusia no va a ser rescatada de su crisis por medio de políticas de libre mercado, o por intentos inconexos de intervención estatal que agotan los fondos públicos en beneficio de las mismas grandes empresas que dominan el mercado. La respuesta a la crisis sólo puede venir de la planificación nacional y regional que pueda optimizar los recursos del sector público y así hacer frente a los desafíos sociales, sobre todo a nivel local.

El gobierno central, sin embargo, no permite ni una redistribución de los fondos a las regiones, ni tampoco la creación por las regiones de su propia base financiera independiente. Como resultado, el dinero asignado a las regiones será insuficiente. Esto no tendrá nada que ver con la crisis de Crimea (el presupuesto ya era inadecuado antes), sino que resulta del hecho de que el sistema en su conjunto es disfuncional. Sin embargo, en esta situación, el costo del decorado de la "vidriera" de Crimea puede llegar a tener consecuencias psicológicas desagradables para el resto del país.

¿Sanciones?

La prensa liberal ahora se ha propuesto asustar al público con la amenaza de sanciones económicas por parte de Occidente, pero el peligro principal de nuestra economía está precisamente en el hecho de que no habrá ningún tipo de sanciones. Si Occidente llegase imponer graves sanciones, eso abriría enormes oportunidades. Crearía las condiciones previas para aumentos salariales y creación de nuevos puestos de trabajo. La suspensión de la membresía de Rusia en la Organización Mundial del Comercio sería un regalo para nuestra industria. U n bloqueo de transferencias de tecnología haría necesario reactivar las empresas rusas.

Estaríamos ante una necesidad acuciante de sanciones de ese tipo, ya que nos  proporcionarían una oportunidad para restaurar nuestra industria, diversificar la producción y librar una lucha contra la fuga de capitales y para conquista de nuestro propio mercado interno. Pero las clases dominantes de los EE.UU. y la Unión Europea no tienen ninguna intención de ayudar a Rusia, por lo que no habrá ninguna sanción grave sino actos meramente simbólicos dirigidos a calmar a la opinión pública en los EE.UU. y Europa, y que  terminarán siendo un estímulo moral a las pretensiones "patrióticas" de la élite rusa.

El Banco Central ruso, por supuesto, querrá seguir adelante con su política cambiaria de depreciación del rublo que ya viene realizando desde el año pasado. Para esto la crisis de Crimea y Ucrania ha demostrado ser extremadamente oportuna, ya que ha permitido al banco acelerar el proceso. Que esto vaya a probar que se justifican las esperanzas del banco de elevar la competitividad de la economía rusa únicamente a través de la devaluación, es, por supuesto, cuestión aparte.

En contra de las ideas de los liberales y los conservadores (que sufren, por sorprendente que parezca,  las mismas alucinaciones), las políticas de las autoridades rusas no provienen de cualquier decisión consciente de entrar en confrontación con Occidente, sino de intentar  mantener esa confrontación - que es objetivamente inevitable y no depende de la voluntad del Kremlin- en su mínima expresión.

Sin embargo, la intensificación del conflicto está predeterminada por la lógica global de la crisis económica, que inevitablemente agudiza la lucha por los mercados, desestabiliza las relaciones internacionales y  acentúa la rivalidad entre Occidente y los países BRICS (Brasil, Rusia , India, China y Sudarica). Mientras tanto, es obvio que Rusia, además de ser el centro de la cadena de BRICS es también el eslabón más débil. Aunque retrasada  en sus tasas de crecimiento, especialmente en el crecimiento industrial, y  carente de una élite nacional funcional al crecimiento, Rusia  sin embargo sigue siendo el único país europeo en este bloque potencial y conserva un potencial científico, diplomático y militar que otras sociedades necesitarían décadas si no siglos para conseguir . Como resultado, las políticas de las elites occidentales hacia nuestro país se caracterizan por una dualidad básica: mientras aprovechan cada oportunidad para debilitar a Rusia, las potencias occidentales al mismo tiempo no permiten que Rusia que tome distancia de ellos para que ingrese en un proceso de reconciliación definitiva con el mundo no-occidental.

Las élites rusas son por sí mismas aliadas y rehenes de esta política; todo la política de nuestros círculos dirigentes se puede reducir a una imagen especular de la misma fórmula.

La oposición en Rusia

Pero mientras que la situación que enfrentan nuestras élites en este tema es más o menos estable (no pueden entrar en la confrontación activa con occidente sin asestar golpes demoledores a sus propios intereses, a su propia participación en el capital, a sus redes de relaciones, sus métodos de gobierno y su forma de vida), la situación de la oposición rusa es verdaderamente catastrófica .

Cuando los opositores a nuestro gobierno (incluyendo un número significativo de gente de izquierda) denuncian las políticas del gobierno, hablan y  actúan no en nombre de la sociedad rusa, sino objetivamente en nombre de Occidente, en el que ponen todas sus esperanzas. Peor aún es el hecho de que en su orientación hacia Occidente nuestros opositores ignoran desdeñosamente la sociedad occidental y los pueblos que la componen, al igual que tratan con desprecio a la sociedad y al pueblo de la propia Rusia.

La oposición en Rusia levanta la bandera azul con estrellas de la Unión Europea, la misma que la gente está prendiendo fuego en las en innumerables plazas de las ciudades de Europa. En virtud de su fundamental y arraigado anti-democratismo, nuestros opositores son tan hostiles a los valores de la Ilustración europea como Putin, Merkel  o Yatsenyuk.

Cien años después de la Primera Guerra Mundial, no hay ningún artículo que se refiera a Lenin, la conferencia de Zimmerwald o el "derrotismo" anti-imperialista. Esto es en razón de que, en primer lugar a diferencia 1914, no hay guerra y no va a haberla. En segundo lugar, el "derrotismo" de principios del siglo XX era anti-sistémico y anti-burgués, mientras que ahora estamos confrontados con una ideología que es burguesa hasta la médula, y que está orientada hacia la misma política neoliberal contra la que todo socialista honesto está obligado a luchar.

Sin embargo, recordemos que las posiciones de Lenin o Mártov en 1914  no eran de marchar en manifestaciones bajo las banderas de Alemania y Austria, y no escribieron panfletos que llamasen a esos imperios a intensificar su presión sobre el ejército ruso.

La histeria chovinista que se ha apoderado de la sociedad rusa en el contexto de los acontecimientos de Ucrania, pasará pronto.  Será anulada por las pruebas cotidianas de la crisis, del caos mundial, y lo acuciante de los problemas sociales, de los que las guerras virtuales no alcanzan para distraer a la gente. El brillo del triunfo de Crimea se irá destiñendo, y los líderes triunfantes de hoy volverán a ser visto por la sociedad como lo que realmente son: intrigantes políticos de poca monta que han ligado una mano ganadora. Pero incluso d espués de todo esto la actitud de la sociedad hacia los opositores liberales no habrá cambiado ni mejorado. Estro se debe a que desde el punto de vista más racional, los acontecimientos simplemente permitirán que la gente vea las cosas más claramente: no hay nada que esperar de aquellos que desean el mal a su propio país y su gente.

 
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